Historia de un Vaper desechable de STV

Ayer, al salir del trabajo, di un pequeño desvío y me paré en Blossom Grow Shop. Llevaba días oyendo a los compañeros hablar de “ese vaper desechable que ayuda a estar centrado sin dejar la sensación pesada de otras cosas”. Yo, que siempre he sido de los que miran dos veces antes de probar algo nuevo, entré con la idea de curiosear y ya.

En la tienda, el ambiente huele a tierra mojada y cítricos de los abonos orgánicos. Tras preguntarle al chico de la caja, sacó una cajita discreta, casi como una libreta pequeña, y me la dejó en la mano. En ella solo se leía “Amnesia STV – 40 % CBD, 30 % CBG”. Nada de anuncios llamativos, solo un diseño sencillo que invita a confianza.

—¿Y esto qué hace? —pregunté.
—Piensa en él como un café muy suave, pero que dura más y no te deja temblor —respondió con una sonrisa tranquila—. El STV es un derivado del cáñamo que despeja la cabeza sin agobios.

Treinta euros y un “gracias” después, me lo guardé en el bolsillo y salí a la calle, donde la luz del atardecer bañaba todo de tonos dorados.

En casa, mientras preparaba la cena, le di dos caladas suaves. El sabor recuerda al limón recién exprimido con un dejo de pino, limpio y agradable. A los pocos minutos sentí una claridad curiosa: no era euforia, sino como cuando abres la ventana y entra aire fresco. Lavé los platos cantando bajito, luego me senté con el portátil y, por primera vez en semanas, contesté todos los correos pendientes sin perderme en redes sociales.

A la una de la madrugada seguía leyendo tranquilo. Al cerrar el libro, la mente se sentía ligera, sin pesadez. Dormí ocho horas seguidas y, al día siguiente, me levanté con ganas de salir a correr antes de desayunar.

Pasado el mediodía volví a Blossom. Había dos chicas preguntando por el mismo modelo. Compartí mi experiencia; ellas se llevaron los últimos dos y el dependiente me anotó en la lista para el próximo lote.

Así que, si alguna vez entras en Blossom Grow Shop y ves el pequeño cartelito que dice “Amnesia STV – vaper desechable”, quizá te animes. Solo piensa en él como un compañero silencioso que acompaña la tarde sin prisas ni ruidos, dejando pasar el aire limón del atardecer y los planes que se cumplen sin prisa.